Las declaraciones que han presentado hasta ahora más de 30 testigos y 15 peritos han demostrado en el juicio la responsabilidad de los 10 sindicados en el asesinato de Víctor Rivera, ex asesor del Ministerio de Gobernación.

Un testigo presentado por el Ministerio Público (MP) confirmó los vínculos de algunos de los acusados con Jorge Mario Paredes Córdova, alias “el gordo Paredes”, presunto autor intelectual del crimen de Rivera. Otro testimonio del ex administrador de la gasolinera “Las Verapaces” evidenció que la familia de Paredes Córdova era propietaria de ese negocio, y que allí laboró como contador el sindicado Juan Antonio Vásquez alias “Maco”.

Otro testigo confirmó la propiedad de Paredes Córdova sobre la finca Las Mercedes, en San José Pinula, en donde vivía Werner Gómez Sandoval alias “Lupe”, otro de los posibles responsables del asesinato, quien se encuentra prófugo de la justicia.

Con los peritajes médicos legales se demostró la certeza de los disparos y la habilidad de los agresores para matar a Rivera, así como el calibre de los casquillos que coinciden con las armas calibre 9 milímetros y 0.40, identificadas como las utilizadas para la consumación del delito.

Se comprobó a través de dictamen telefónico preliminar las llamadas entre los sindicados Cruz Magdaleno Reyes, Walter Ivanovich Monroy, Marleni Sosa y Juan Antonio Vásquez e Israel Betancourt Vela, con el cual se evidenció su intención de obstruir a la justicia al tratar de cambiar el nombre del propietario (Vásquez) del arma 9 milímetros.

Se evidenció con el estudio de las cámaras de video de que un picop verde oscuro estuvo estacionado por más de media hora bajo la pasarela ubicada a inmediaciones de un restaurante de la zona 15, en donde la víctima se encontraba antes del ataque. Desde este automotor se vigiló y luego interceptó el carro de Rivera para matarlo. Este vehículo estaba a cargo de Werner Gómez Sandoval alias “Lupe”, y era propiedad de Aurelio Ruiz, otro de los sindicados de participar en el crimen.

Las pesquisas han demostrado que César Augusto Paz, Israel Bethancourt, Aurelio Ruiz, Werner Gómez Sandoval y otras personas se reunieron en la residencia de Jorge Mario Paredes, en San José Pinula, para planificar los últimos detalles del asesinato de Rivera. Se demostró que el otro procesado Rubén Estuardo Rosales Sánchez -de quien se tiene certeza de ser testaferro de Obdulio Mendoza- obstruyó a la justicia al encubrir a los imputados.

Las investigaciones del Ministerio Público demostraron cómo estaba integrada la estructura criminal, que bajo la dirección de Jorge Mario Paredes presuntamente asesinó a Rivera.

El debate contra los sindicados continúa el próximo 25 de abril, en el Tribunal Primero de Alto Riesgo.